A 200 años de La Pepa

teofila martinez

  Hoy todo el mundo –incluido El Mundo que ayer abrió su magazine dominical con una composición en portada de la alcaldesa Teófila Martinez, sin tener en cuenta que los Carnavales de Cádiz hace ya tiempo que pasaron, y con la que muchos adversarios politicos se habrán doblado de  risa– se suma al bicentenario de la 1ª Constitución que se otorgó el pueblo español, mientras a unos kilómetros los gabachos lanzaban cañonazos por doquier con los que después se hacían tirabuzones las gaditanas. Aquí, para bien o para mal, casi todo el mundo, se acuerda de ella, algunos con el escarnio antes citado de personalizarla en Teófila, y otros, como los progres, los pijoprogres, los liberales, los ultraliberales, la extrema derecha e izquierda y un montón de iluminados intentando todos arrimar el ascua a su sardina, como si creyeran en los valores iniciales de la igualdad entre los pueblos,  el afán modernizador y democratizador de las clases menos favorecidas  o el deseo fracasado, evidentemente, de poner a la Santa Madre en su sitio.

Aquel ilusionante proyecto solo duró dos años: un felón Borbón, alias el Deseado, la fulminó, ayudado por los absolutistas españoles al grito de ¡vivan las caenas! –el pueblo así lo gritaba-. (Dicen que a la vuelta del destierro de Fernando VII el deseado se escenificó un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, que fueron sustituidos por personas del pueblo que tiraron de ella.Se pretendía justificar con ello la decisión del rey de ignorar la Constitución de 1812 y el resto de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, gobernando como rey absoluto, como le proponían los firmantes del Manifiesto de los Persas) . Después a civiles o  militares, hombres o mujeres, que osasen pronunciar la palabra libertad –Mariana Pineda, Torrijos– les aplicaban garrote vil o fusilamiento.

 Sobre la Pepa, que en uno de sus puntos nos deseaba algo tan etéreo e intangible de que los españoles “deberíamos ser buenos y benéficos”, el ultraliberal Losantos afirma:


«200 años después: La Pepa no contempló los partidos políticos, expresión de la libertad nacional; pero hoy los partidos políticos, dueños ilegítimos de los tres Poderes, hacen inviable la Nación. El pastel siempre recién horneado es el de una corrupción diariamente modificada. Y a eso no puede sobrevivir España, con toda su gloriosa historia a cuestas”

El corneta sevillano Antonio Burgos, tan lleno de rencor hacia sus paisanos sevillanos socialistas, no deja de acordarse de ellos ni este en este día en el que, supuestamente, salio el súbdito español de las tinieblas de la Edad Media en cuanto a sus derechos civiles.

 

Dice Antoñito:

“Celebrar hoy el aniversario doceañista no tiene mérito. Cuando lo tenía era en aquellos años de la hegemonía del felipismo, cuando Alfonso Guerra acababa de ejercer de Juan Simón para enterrar a Montesquieu y, con él, al propio espíritu doceañista”.

Otro jinete del Apocalipsis – la denominación de Izquierdo cada vez es más afortunada-, Carlos Dávila, buen mezclador de culos y témporas, en un breve y veloz vuelo nos lleva desde la Pepa hasta Zapatero:

“A 24 horas de la conmemoración [de La Pepa], nos estamos ocupando no ya de cómo sacar este país económicamente adelante, que también, sino de cómo impedir que la Nación de nuestros doceañistas vuele por los aires. Es tan pésima la situación que nos ha legado el miserable y villano Gobierno de Zapatero, que ahora mismo ni siquiera tenemos asegurado nuestro futuro como Nación”

El último de los cornetas, cronológicamente hablando, y que 200 años atrás estaría en el grupo de los que uncían madrileños a la carroza del bribón, le da la siguiente puñalada trapera a La Pepa:

“Y este proceso, en fin, es el que celebramos en estos días, lo que bien mirado es como si el sifilítico celebrase el aniversario del día que le contagiaron la espiroqueta. ¡Y viva la Pepa!”.

 

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