Barra libre contra el Rey Juan Carlos I

 

El Rey Juan Carlos I tras  abdicar,  mantiene, al igual que Sofía. con carácter honorífico y de forma vitalicia el título de rey y recibe tratamiento de majestad y honores análogos a los establecidos para los príncipes de Asturias, que son los herederos de su Corona tras su abdicación.

Esto no es óbice para que desde la emisora ES Radio y de Libertad Digital en las que tiene mucha mano Federico Jiménez Losantos, el  pasmo de Orihuela del Tremedal, que militó en sus años mozos  en organizaciones clandestinas de la izquierda antifranquista (Organización Comunista de España (Bandera Roja), de ideología maoísta, y Partit Socialista Unificat de Catalunya, de ideología comunista) además de colaborar en revistas y grupos artísticos (Grupo Trama) de extrema izquierda, continúe con su campaña contra el padre del actual rey Felipe VI, seguramente buscando  notoriedad o audiencia y lectores para sus medios o pretendiendo volver a sus orígenes para estar bien situado en el caso de que algún día llegue la IIIª República.

Además de en un enloquecido politólogo se ha convertido en un consumado cotilla haciéndose eco desde su crónica rosa en Es la mañana de Federico de lo más sensacionalista que pulule por ahí como es la publicación en El Mundo de un capítulo del libro de Ana Romero Final de partida, dedicado al último periodo como Rey y la abdicación de Juan Carlos.

Entre sus eminentes colaboradoras Beatriz Cortázar y Rosa Belmonte  y él mismo han comentado que  durante años Juan Carlos «se resistiera a abdicar» hasta cumplir su 40 aniversario como Rey, la demostración de que «su idea era morir con la corona puesta», o como mínimo, de su «egoísmo monstruoso». «Le daba igual qué pasara con España, con su hijo, con la corona», porque la corona no era de España, sino que «su corona».

Detalles como que Juan Carlos orquestara una campaña contra Letizia, entonces todavía princesa de Asturias, y sobre todo en el trato que el padre ofreció al hijo para desplazar a ésta de la institución. El plan de Juan Carlos era, claramente, «presionar para que Felipe se divorciara y, a cambio, él abdicaría».

O que  Corinna, tal y como se dijo en esRadio, fue alguien que «usurpó a la Reina» y llegó a ser tratada como alguien de la Corona sin nunca llegar a serlo. O que el Rey había pretendido casarse con ella, llegando a  preocuparse más de los hijos de ella que de sus propios nietos. Tal y como dijo Beatriz Cortázar, Juan Carlos «siempre tenía que preguntar el nombre de sus nietos por despiste o dejadez, y en cambio -es muy curioso- el Rey llamaba mucho a Corinna para preguntar por sus hijos…».

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