Pro eligendo Papa


Tras la fumata negra de ayer después de la primera votación para elegir nuevo Papa sigamos enriqueciendo el proceso que trae en jaque a los católicos, en este caso a los españoles, que a buen seguro les hará olvidar, al menos por unas horas , sus problemas materiales, trayendo nuevas y doctas opiniones sobre el mismo aunque entre ellas se deslice la de algún troglodita –mi abuela todo lo justificaba con el mismo dicho de siempre:” todo lo cría Dios” -, caso de  Pablo MolinaLibertad Digital, gran confundidor de culos y témporas, que trae a colación, a propósito de la elección del Papa, a los comunistas, a los progres, a Cayo Lara, a Sánchez Gordillo, etc . En fin, sus enemigos a batir son los rojos, los autores de los saqueos de las arcas del Estados y de la descristianización de las masas…

  “Los progres en vilo por si sale un Papa católico. Lo que opinen los comunistas sobre ésta o cualquier otra cuestión importa un carajo a los españoles y, en general, a cualquier ser vivo del planeta, pero en su tosquedad los fans de Cayo Lara y Sánchez Gordillo reflejan un estado de ánimo compartido por todos los progresistas, incluso los más ilustrados, que les lleva a estar con este asunto de la elección del Papa bastante más cabreados de lo que en todos ellos es habitual, que ya es bastante. A los progres les molesta que se elija un nuevo Papa sin tener en cuenta su mandato de elecciones primarias para que este tipo de nombramientos recaiga únicamente en personas aceptables.

 En el caso del Sumo Pontífice, la clave pasa por la elección de un ex cura sudamericano, divorciado dos veces, partidario de acabar con el capitalismo y la dictadura de los mercados a través de la violencia, admirador de la obra de Fidel Castro y dispuesto a convertir a Hugo Chávez automáticamente en Padre de la Iglesia, para que su obra se estudie en los seminarios en régimen de igualdad con la Sagrada Escritura. Cualquier alternativa que no cumpla mínimamente estos requisitos les confirmará en su convicción de que hay que acabar con la Iglesia, y tan sólo la existencia de las típicas comunidades de base, que cambiaron el cristianismo por el marxismo, les impide llevar a la práctica la vieja conseja progresista de que la iglesia que mejor ilumina es la que arde”.

 

 

Estas otras opiniones si me parecen más interesantes y constructivas:

 

La puerta cerrada de Ignacio Camacho en ABC, 120313.

“En el siglo de la transparencia y de twitter, el Cónclave seduce por su blindado desafío ritual de soledad y silencio

EN el siglo de la transparencia y de la instantaneidad, cuando la antiutopía vigilante del Gran Hermano se cumple en calles barridas por decenas de cámaras, cuando cualquier papel confidencial de Estado está al alcance de un click y la gente twitea reuniones de trabajo o cuelga en internet fotos hechas en el cuarto de baño, el Cónclave mantiene la fascinación arqueológica del secreto, el embrujo enigmático de la puerta cerrada.

La reunión de los cardenales es un desafío ritual a la posmodernidad, un vestigio litúrgico rescatado del fondo de los siglos y protegido de la omnipresente mirada global por una jaula de Faraday. Extra omnes. Un conjuro magnético de soledad, de destierro interior, del silencio de la conciencia en un mundo volátil saturado de chácharas huecas y ruidos triviales.

Regida por el anacrónico e inmanente protocolo de una monarquía absoluta, electiva por cooptación,la Iglesiaha sobrevivido a regímenes, catástrofes, convulsiones sociales, revoluciones políticas y sistemas de pensamiento. Ha visto caer reyes y repúblicas, pasar doctrinas, ideologías, filosofías y credos. Y en medio del vértigo dela Historiaha mantenido la fortaleza expansiva de un liderazgo espiritual incombustible incluso ante sus propios pecados, que no han sido pocos ni menores, desde la venalidad a la conspiración, desde la ambición a la simonía.

El ceremonial de la elección del Papa simboliza una vocación de permanencia ajena a la flaqueza y al desmayo; un centenar largo de hombres ancianos entregados al diálogo y a la oración en un retiro blindado, bajo la imponente bóveda de Miguel Ángel que recuerda la inexorable rendición cuentas ante Dios. Hay mucha burla profana sobre la presencia del Espíritu Santo en una atmósfera tan recalentada por las intrigas de poder, pero está comprobado que el encierro y la certidumbre de una historicidad trascendente provocan en los reunidos un estado de ánimo propenso a la iluminación del alma. Y que se trata de creyentes en busca de un guía para su fe, situados ante el compromiso indeclinable, primordial, de una encrucijada del tiempo.

En la sociedad abierta, ultraconectada en directo, capaz de buscar en sofisticados laboratorios electromagnéticos el misterio casi metafísico de la partícula de Dios, el Cónclave seduce porque conserva el aura sugerente de un contraste ancestral, de un rito deliberadamente antimoderno. Su vistosa escenografía, su solemne parafernalia y sus remotos códigos representan una expectante incursión en los pliegues del pasado a través de una compleja estructura de tradiciones simbólicas.

Al final, en el mundo de twitter, en el paroxismo de la inmediatez tecnológica, el resultado se anuncia con una frase en latín precedida del humo de una chimenea. Se puede no creer en la eternidad pero es difícil resistir el hechizo de su representación terrena.

O Intramuros de Enric Juliana en La Vanguardia, 110313. Vía Caffe Reggio.

“Odilo Pedro Scherer y Angelo Scola. Un brasileño y un italiano. Son los nombres del momento en Roma. Son los dos cardenales que más despuntan y ambos podrían quedar descartados si en el cónclave cristaliza una minoría de bloqueo. El Papa ha de ser elegido con el apoyo de dos tercios de los 115 prelados con derecho a voto. No importa el número de escrutinios. Siempre, dos tercios (a partir de la 34.ª votación sólo se admite dos candidatos). Treinta y nueve cardenales pueden formar una minoría de bloqueo y forzar la búsqueda de una tercera vía. Ese cristal esta vez puede formarse, explican intramuros.

La elección de un Papa brasileño sería gran novedad en la historia dela Iglesiacatólica y una imagen muy del agrado dela Mediática Global.El primer Papa de Roma no europeo. El primer Papa americano. El primer Papa del país con el mayor número de fieles católicos. Un cambio de eje. Un definitivo desplazamiento del centro de gravedad. Una señal de la post-Europa que viene. Una nueva era en un tiempo en el que todo son nuevas eras. Un notición.

En Roma, sin embargo, -más que en otro lugar- hay que intentar leer la letra pequeña. El matiz. La observación. La candidatura del cardenal Scherer, cuentan intramuros, surge del interior de la curia y podría ir acompañada de un secretario de Estado italiano que preservase una prudente línea de continuidad en la gobernación del Vaticano, en un momento de gran turbación por la imprevista renuncia de Joseph Ratzinger y por la escandalosa filtración de documentación robada del apartamento pontificio por el mayordomo Paoletto -el episodio Vatileaks-.

Papa brasileño con secretario de Estado italiano. Ticket, esa es la palabra que circula intramuros. Roma es estos días un hervidero de rumores. Tanta es la ebullición que incluso ya se barajan nombres para la secretaría de Estado, cargo equivalente al de primer ministro. El cardenal Leonardo Sandri, por ejemplo. Italo-argentino, diplomático y número dos dela Secretaríade Estado entre el 2000 y el 2005. Fue el cardenal que anunció al mundo el fallecimiento de Juan Pablo II.

Un hombre muy vinculado al influyente Angelo Sodano (secretario de Estado con Karol Wojtyla) y al cardenal Giovanni Baptista Re, exprefecto dela Congregaciónpara los Obispos. Sodano y Re, italianos del norte, aparecen en estos momentos como los principales propulsores de la candidatura de Scherer, que también podría recibir el apoyo de electores de la curia que se mueven alrededor del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado saliente.

¿Sodano y Bertone remando en la misma dirección? Las tiranteces entre ambos piamonteses no son ningún secreto en Roma. Sodano, miembro del cuerpo diplomático, nunca congenió con su sucesor, el salesiano Bertone. Ambos tienen estos días un papel destacado. Sodano preside las Congregaciones Generales, en tanto que cardenal decano. Se muestra muy activo y está en todos los detalles, dicen intramuros. Mañana presidirá la misa previa al cónclave – Pro eligendo Pontifice- y pronunciará la homilía. Bertone es el cardenal camarlengo, máximo responsable de la gobernación vaticana durante la sede vacante.

Ticket. Otros nombres italianos para la secretaría de Estado: el tradicionalista Mauro Piacenza, y Fernando Filloni, hasta hace poco número dos del cardenal Bertone. Una curia recompactada promovería un gran cambio para asegurarse de que alguna cosa sigue igual a orillas del Tíber.

Paradójicamente, el italiano Scola es menos curial. Papeles cruzados. Scherer, gran cartel internacional, serenidad brasileña, descendiente de emigrantes alemanes, prudente y con experiencia en la curia. Scola, italiano con amistades conocidas en la enrevesada política de su país -una etiqueta hoy en horas bajas-, enérgico, gran capacidad intelectual y posible removedor de estructuras.

Arzobispo de Milán y expatriarca de Venecia, se le reconoce un gran perfil doctrinal. Scola puede aglutinar a los partidarios de una rigurosa continuidad con la línea de pensamiento de Benedicto XVI, a los cardenales más críticos con la curia -entre ellos, buena parte de los once prelados de Estados Unidos- y a todos aquellos que recelan que el pacífico cardenal Scherer pueda facilitar un movimiento lampedusiano. Punto débil de Scola: su proximidad al movimiento católico Comunión y Liberación, muy activo políticamente en una Italia perdida en sí misma. El cardenal brasileño -trato afable, experiencia en Roma, experiencia pastoral en la gran diócesis de São Paulo-, presenta menos aristas. Scola tiene 71 años. Scherer, 63.

La cristalización de una minoría de bloqueo conduciría al cónclave a la búsqueda de un tercer candidato. Nombres: Dolan y Oullet. El estadounidense Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente dela Conferencia Episcopalde Estados Unidos. Sería la gran sorpresa. El presidente Barack Obama y el papa Dolan. El quebequés Marc Oullet, norteamericano de habla francesa, conoce bien Latinoamérica.

En 1978, tras la muerte de Pablo VI, también hizo falta la tercera vía. En aquella ocasión, los dos grandes contendientes eran el cardenal de Génova, Giuseppe Siri, de signo muy conservador, y el cardenal de Florencia, Giovanni Benelli, exsecretario privado del papa fallecido. La tercera opción fue el bondadoso Albino Luciani, que tomó el nombre de Juan Pablo I y murió al cabo de un mes. Se reprodujo la pugna, y el Espíritu Santo -después de un cursillo de geoestrategia- señaló al cardenal polaco Karol Wojtyla”

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