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Bueno, afirmar esto es algo exagerado porque el estadio no era un terreno quemado, ni había armas disparando, ni francotiradores, pero por ahí se empieza. ¡A quienes se les ocurre, almas de Dios, descendientes algunos de aquellos tercios que en su día sembraron el terror por tierras belgas y holandesas, entonar tal cántico que Manolo Escobar, el que perdió el carro, el del porompompero, inventó y puso de moda en la Europa profunda, donde nuestros emigrantes, huyendo del paro y de la miseria de los años sesenta, cuando Franco abrió la espita que permitió que poco a poco nuestra economía se fuera saneando con los marcos y francos que nos enviaban!
Los descendientes de aquellos nos han devuelto la pica que clavamos en aquellas tierras, donde el miedo cerval a los tercios se ha transmitido a lo largo de los siglos, y la han clavado en forma de un cántico de exaltación donde más les duele: en la catedral del fútbol, en el españolísimo San Mamés, de Zarra, Panizo y Gainza que tantos días de gloria dieron a la España futbolera, pero donde, desde que ha gobernado el separatismo peneuvista, no han sido capaces de guardar un minuto de silencio ni un pobre padrenuestro por los numerosos muertos provocados por los coches-bomba o los tiros por la espalda. Decían los jerifaltes del club que no querían politizar el deporte y se quedaban tan frescos.
Que ahora vengan esos cipayos provocando con el nombre de España e invadiendo el campo no deja de ser de lo más chocante por eso han provocado las iras de esos descastados españoles a los que no quieren que se les mencione su madre ni aún vitoreándola, algo que desbordó a los guardas de seguridad y los ‘ertzainas’ que llegaron tarde y que después fueron acusados de imprevisión.
Y algunos párrafos de la prensa:
“La llegada masiva de casi 2.000 seguidores del Anderlecht estaba prevista. A media tarde, los más radicales ya habían causado varios incidentes y dos de ellos fueron detenidos por intentar agredir a un ertzaina fuera de servicio que paseaba con su novia. Después, en un conato de ataque a la Policía Municipal en que tuvo que intervenir de nuevo la Ertzaintza, hubo dos detenidos más de origen belga y otro vizcaíno”
“Nada más pitar el comienzo el árbitro italiano, los radicales situados debajo del marcador, en una grada detrás de la portería que ocupan los seguidores de Abertzale Sur, comenzaron a arrancar sillas y arrojarlas a la preferencia. Minutos después apareció la Ertzaintza, que aisló a los radicales entre dos columnas de antidisturbios. Los seguidores se calmaron, aunque después, tras el gol belga, arrojaron una bengala al campo y el partido estuvo parado un par de minutos”
“Los radicales belgas venían con la lección aprendida. En el último cuarto de hora se escuchó a coro, desde su zona, una canción que pone de los nervios a los seguidores nacionalistas del Athletic. Como sucedió con los hinchas del Austria de Viena, se aprendieron el ‘Que viva España’, con la que sabían que iban a provocar las iras de los más radicales en San Mamés. El cántico es un recurso habitual de los ultras rivales contra el Athletic.”
