Hoy los españoles se han levantado con la noticia de la explosión de una bomba. Hoy le tocó a la bella y aristocrática Zarauz, la reina de las playas, en cuyos astilleros fue construida la nave que dio la primera vuelta al mundo al mando de Juan Sebastián el Cano. Ignoramos si tan destacado lugar de esta Comunidad autónoma en la Historia de España es hurtado a los niños vascos. Preferimos no saberlo, no nos vayamos a encontrar con la sorpresa de que quieran renegar de una historia en las que ellos tuvieron una parte fundamental, como si nadie pudiera renunciar a sus orígenes. Es uno de los efectos de los nacionalismos pueblerinos que, en este caso, inculcan a la nuevas generaciones de vascos desde la televisión oficial: cuando dan las noticias del resto de España lo hacen en el apartado del extranjero.
El silencio de la madrugada ha sido quebrantado por una bomba que ha dejado varios herido leves, entre ellos dos erzainas y la han puesto contra una empresa de las que están construyendo el Ave, conocido como al Y vasca y que unirá a Madrid y Francia a través de las tres provincias vascongadas. Parece que no quieren este signo de modernidad que muchas otras provincias españolas están ansiando. De momento son sólo atentados materiales, ruido de bombas y se desconoce si tiene proyectos más siniestros, por ejemplo matar gente, como ya ocurrió con la Central nuclear Lemóniz o manifestaciones como la de ayer de la que ofrecemos una imagen, aunque no sabríamos explicar qué clase de procesión cívica la precede y que también sale en la foto: desconocemos el significado de la indumentaria con que se adornan. Estamos en un país que se pirra por las manifestaciones y procesiones . Es un fenómeno sociopoliticorreligiosomilitar que forma parte de las esencias patrias.
También se han escuchado, unas horas después de la bomba, la recurrente pregunta que se hacen en la barra del bar- donde está la auténtica y desinhibida opinión pública- sobre si esos desperfectos los va a abonar Ibarreche o ZP o sobre si este mismo político va a seguir adelante con “su consulta” a los vascos, cuando en el territorio se vive en un clima de absoluta falta de libertad, de opresión, de ambigüedades, de peligrosas equidistancias. También había quien se preguntaba la razón por la que entre los muertos causados por Eta no hay nadie del PNV o del clero vasco. En fin, a la gente, le da por hacerse preguntas que nadie le contesta.
