Carlos Boyero, ¿un antialmodovariano contumaz?

Almodóvar

Desde luego Carlos Boyero debe ser de esos críticos a los que nadie quiere tener enfrente y el para muchos un semidiós del 7º arte, Pedro Almodóvar, no debe ser una excepción a juzgar por las críticas que hace de sus estrenos, el penúltimo  ‘Los abrazos rotos’: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (I), que remata con la que hace hoy de su nueva película Los amantes pasajeros ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (II).

 En el día del estreno de su última película, publicitada hasta la saciedad, no debe estar muy contento con lo que Boyero dice de él y de ella: “Es una de las películas más tontas que he visto en mucho tiempo”

 “Aunque el interés por la obra reciente, o incluso pasada (con algunas excepciones) del creador cinematográfico Pedro Almodóvar sea leve o inexistente, es imposible para alguien que no tenga la voluntad o la suerte de estar absolutamente desconectado de los medios de comunicación, de las noticias, de esa cosa tan pesada llamada realidad, no acumular indeseadas toneladas de información cada vez que el personaje Almodóvar decide que va a parir una nueva criatura, acompañada con la inequívoca sensación por parte del autor de que la historia del cine, de la cultura, del arte, van a enriquecerse gracias a ella. El apabullante sentido del marketing que posee este hombre se encarga de ofrecer exhaustivos datos, pistas, claves, enigmas y revelaciones sobre la naturaleza de la trascendente película que va a engendrar”

“Antes de ver la película he leído con cierto esfuerzo en Babelia una larga y desaliñada reflexión literaria de Almodóvar sobre la comedia cinematográfica. También observo el titular de una entrevista que le hacen, en la que muestra su ufana certidumbre de que ha realizado su película más gay. Y arriesgándome a que me lapiden por presunta homofobia me pregunto con estupor: ¿desde cuándo el cine es gay o heterosexual? ¿Ha inventado un nuevo género Almodóvar? ¿Qué misteriosa relación con la calidad establece que el cine sea homosexual, lésbico o supermachote?

Espero ansiosamente la solución de estos enigmas con el sincero deseo de que una comedia me procure placer, risa y diversión, independientemente de mis razonados prejuicios (¿o es solo grima?) ante la mayoría del cine almodovariano, mientras contemplo el arranque de Los amantes pasajeros. Se desarrolla en un avión y el ambiente es coral, pero deduzco que el protagonismo lo van a ejercer mayoritariamente tres enloquecidos azafatos que hacen y dicen cosas muy rarasLos ingenios verbales más audaces están al alcance del humor infantil o preadolescente entre rijoso y escatológico. Confundir llamadas con mamadas, repetir hasta la náusea que la mescalina que lleva un traficante tiene sabor anal porque ahí es donde la oculta su dueño, inventarse un baile al ritmo de una canción discotequera en el que no sabes hacia dónde mirar”

La sensación permanente que me asalta padeciendo la ridícula Los amantes pasajeros es algo ingrato llamado vergüenza ajena. Se supone que por muy endiosado que se sienta el creador Almodóvar, alguien que le profese cariño, respeto y en posesión de unas gotas de sentido común debería haberle ofrecido honesto y lúcido consejo sobre ese guion y el patético engendro que podía crear al trasladarlo a imágenes”

No obstante, seguro que la veremos, e incluso si nos coge en un momento amable en que hayamos sido abandonados por la mala uva boyeriana tan extendida últimamente puede que hasta nos sonriamos, al igual que de vez en cuando nos sumergimos en la estulticia e irresponsabilidad de Tele 5 al ser expulsados de la realidad circundante que es aún más ominosa, y a pesar de que coincidimos con Carlos Boyero cuando afirma que «Si la existencia es lo que vomita Tele 5, convendría cambiar de planeta, psicólogos y sociólogos se pondrían las botas analizando el proceso mental de los incansables fabricantes y conductores de mugre»

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