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Nuestra particular campaña en aras del fortalecimiento de la imagen de Andalucía tan deteriorada desde los tiempos de Ortega y Gasset en los que se hartó de hablar de la indolencia de los andaluces, aristocrática manía del filósofo que ha sido seguida en los tiempos actuales por unos cuantos especímenes -Durán i Lleida ,Cristóbal Montoro; Alejo Vidal-Cuadras, Esperanza Aguirre, Ana Mato, Jaime Mayor Oreja, Montserrat Nebrera y Juan Carlos Aparicio entre otros- la hemos encausado a través de varios posts:
Los antecedentes de quienes despotrican de los andaluces (1)
Los antecedentes de quienes despotrican de los andaluces (2)
Los antecedentes de quienes despotrican de los andaluces (y 3)
Y cuando íbamos a emprender otra para demostrar a alguno de los anteriores –Ana Matos, por ejemplo- que nuestro nivel de educación es similar al que disfrutan en los demás pueblos y tierras de España, hemos leído en Libertad Digital, de la zona de influencia de Losantos, que la antigua ministra Celia Villalobos, la de los sin igual cocidos anti vacas locas, nos ha dejado en mal lugar al resto de los andaluces cuando ha vociferado cual verdulera arrabalera -con perdón para las expendedoras de productos tan saludables para la salud- contra sus asistentes, chófer y escoltas, de esta guisa: «¡Joder!, ¡Vamos Manolo!», «No son más tontos porque no se entrenan», «¡¡¡ Vamoos, Manolooo!!!!»¡Al final el mío va a ser el último!, «¡¡¡Venga, coño!!!».
A esta dama, ex alcaldesa y ex ministra, al parecer y por tener tantos sueldos a su servicio, no le afecta la grave crisis económica que tiene al país hecho unos zorros ni, al parecer, le sobra educación para tratar al prójimo.
