García Montero: Otra forma de ver las FOSAS

fosa comun

Después de tantos días, y  los que te rondaré, morena, de hablar incansablemente de la crisis financiera, originada en Estados Unidos por aquello de las hipotecas sub prime, que no sé si equivaldrán a las hipotecas basura, y que, dado el poder del coloso americano, ha sido exportada al resto del mundo por mucho que algunos aquí digan que ha sido el gafe de Zapatero el desencadenante, cuando, que sepamos, no ha estado últimamente en el Lejano Oriente, en que también se derrumban las bolsas todos los días, pues bien, después de todo esto se nos ha colado de rondón el famoso juez Garzón, que desde lo de Pinochet no ha parado y ahora está pidiendo cosas tan peregrinas como el certificado de vida del Dictador, que es la prueba que Hacienda hace de vez en cuando al pedir a los jubilados para saber si están vivos por aquello del cobro de la pensión, que ya sabemos los desaprensivos que son algunos familiares que ocultan el fallecimiento,  e incluso algunos los tienen enterrados en el patio de la casa para que siga corriendo la paga.

De sobra sabe el juez Campeador, como lo llama  insistentemente Miguel Ángel Aguilar, que el Caudillo palmó en 1975, y todos fuimos testigos de que le pusieron encima una losa de 1500 kilos. Lo que ocurre es que Garzón es muy legalista y necesita tener unas pruebas escritas encima de su mesa para no proceder contra los responsables en última instancia de los asesinados por el bando nacional, Queipo  de Llano y muchos más para proceder a dar el carpetazo a los distintos autos. Debemos adivinar que es una figura propagandística más del famoso juez para que caiga un poquito más de ignominia sobre los cabecillas de la rebelión contra la República, que nos salvó del comunismo, exterminan de paso a tantas alimañas en que se habían convertido muchos, inficionados por doctrinas liberales y separatistas. Por eso nos extraña la ingenuidad de la Abogada del Estado Soraya diciendo que ella era una tierna infanta, de 4 años, cundo Francisco Franco, expiró aquella madrugada de noviembre.

Naturalmente la noticia no ha pasado desapercibida para el poeta García Montero, que además de ser jurado de todo los premios  literarios de poesía, le queda tiempo para dar sus clases, escribir libros y  artículos, que siempre levantan ronchas. Y desde luego sus detractores no negarán que ver la prosaica y garzoniana actualidad  bajo el prima de la visión de un  renombrado poeta es mejor infinitamente que leerlo en las agencias o en la prensa parcial o en la adicta a no sabemos qué valores o principios, por mucho que el poeta sea acusado de ser un comunista arribista, que sin dudarlo hubiera sido unos de los ocupantes de aquellas fosas si hubiera vivido en aquella época, y quizá la hubiera compartido con su paisano, el también poeta Federico, el maestro y dos más. Ahora estaríamos en vísperas de que sus huesos fuesen identificados, si es que el fiscal permite a Garzón las exhumaciones después de su “argucia legal”. Pensamos que deberían dejarlo hacer y así descansaríamos todos: los huesos de los muertos, su memoria y los familiares. 

Hoy García Montero se refiere a las fosas tratando un tema que no deja de sorprendernos antes de que lo hayamos leído: la Iglesia Católica va a sacar una nueva hornada de santos y beatos, en número de 800, creo, y de que no haya ni uno sólo de los que cayeron en el bando republicano, cuando estar en un lado u otro casi siempre era cuestión de puro azar, y había católicos, en los dos bandos, pero los vencidos no tiene ni un solo beato que llevarse a las oraciones, era un tirar la moneda al aire y según en qué lugar cayera se era impío o no… Viene a decir la suerte distinta que han tenido unos y otros, además de otras consideraciones:

”…Sus almas estarán en activo, podrán hacer milagros, rogarán por España y por el mundo aprovechando su posición privilegiada ante Dios, y hasta es posible que protagonicen alguna aparición, que floten sobre la copa de un árbol para comunicar a sus fieles las verdades y los secretos del futuro. Otras víctimas de la Guerra Civil van a cumplir una tarea mucho más humilde. Cuando salgan de las fosas que ha ordenado abrir el juez Baltasar Garzón, se limitarán a volver a casa con sus familiares, tal vez lleguen a comentar algún detalle desconocido del pasado y luego ejercerán su derecho a descansar en paz.”

“…No es verdad que la muerte lo iguale todo, ni que la violencia se pueda repartir por igual entre los dos bandos de la guerra civil. El Gobierno republicano nunca ordenó perseguir a un sacerdote por sus creencias religiosas. Los representantes de la Iglesia fueron víctimas de personas o grupos que actuaron en una situación descontrolada por culpa de un golpe de Estado y de un enfrentamiento bélico. Los generales golpistas, sin embargo, utilizaron el terror de forma premeditada para imponer su Régimen y ordenaron la ejecución de miles de ciudadanos, víctimas de la impunidad de los amaneceres o de unos juicios caracterizados por la mentira y por la falta de garantías. Tuvieron la desgracia de vivir un tiempo que declaró en rebeldía a los individuos partidarios de respetar las leyes. Después sufrieron el silencio y la humillación. Los familiares de los vencidos debieron someterse a un Estado que mantuvo la crueldad más allá de cualquier frontera inimaginable. Las víctimas de la paz negra del franquismo duelen más que los muertos de la guerra. Mientras se celebraban funerales y homenajes en recuerdo de los mártires golpistas, se cubrió de olvido y de terror la memoria de los demócratas.”

“… ¿Hace falta un proceso general contra el franquismo para recuperar un cadáver? Resulta deseable que el derecho de los familiares a recuperar los restos de sus antepasados no dé pie a un circo mediático. Sería una verdadera desgracia que el espectáculo de la sociedad de consumo les robara hoy a las víctimas del franquismo la dignidad que no pudo quitarles el terror de sus asesinos. La ejecución del poeta Federico García Lorca simbolizó durante muchos años la tragedia de todas las víctimas. Ahora es obligación colectiva, y sobre todo del juez Garzón, asegurarnos que sus restos puedan simbolizar nuestra dignidad y la de nuestros antepasados.”

2 comments

  1. El problema del juez no es que persiga delitos que lo son hoy pero no cuando fueron cometidos… el problema es que lo hace de forma parcial. Arguye que los del bando nacional tuvieron cuarenta años para investigar…
    Pero no ha sido así para todos.
    ¿Que dice de Andres Nin y otros destacados militantes anarquistas, asesinados en paracuellos junto a cientos de monjas curas o simplemente gente que no era afín al PCE de Santiago Carrillo?
    ¿Que decir de los compañeros del POUM de George Orwell, el escritor de 1984, fusilados en Cataluña en 1937, fusilamiento del que el genial escritor pudo huir por los pelos?

  2. No creo que Garzón conteste a estas preguntas suyas aunque alguien debería hacérselas llegar…
    pero nos tememos que la investigación vaya en una sola dirección y desde luego la FAI, el POUM no aparecen ni en pintura,aunque también hubiesen sido eliminados sistemáticamente.
    Con su comentario abre un frente muy interesante que sin duda hará que alguien se interese por esa parte de la historia poco conocida y por la que la Memoria histórica pasa de puntillas-

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *