La “Tauroética” de Savater y el Encierro de Sacedón

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fernando savater

Una de las cosas que nos diferencian del resto del mundo es nuestra relación de amor-odio con el toro. Una de las últimas muestras es, por una parte, la incursión en ese llamado pomposamente “planeta de los toros» -lo creíamos circunscrito  solamente con el caballo– de Fernando Savater, que ha querido mediar en la polémica toros-si, toros-no, escribiendo “Tauroética” y por otra los sucesos ocurridos en el encierro de Sacedón, uno más de los que ocurren, tiñendo de sangre y jolgorio la España profunda.

Dice Savater que el libro va dirigido incluso a los que no están interesados en los toros: “No es un libro a favor de los toros, ya hay muchos dedicados al tema, si no en contra de las argumentaciones moralistas que quieren prohibirlos. A mí me interesa la ética de las relaciones entre los humanos y los animales, ser antitaurino es algo más propio de una moda que de un razonamiento ético. Los chavales del instituto aceptan como criminal una banderilla, porque están siguiendo una corriente ética. Yo les quiero decir qué, por qué y en qué consiste la ética. La única forma que encuentro  para convertir la Fiesta en algo inmoral es transformando —artificialmente— la ética que se aplica a las bestias. Hay que responder a la pregunta: ¿Son los animales tan humanos como los humanos animales?» «Barbarie es pintarse de rojo haciendo de toro herido»

Por otra parte, en el encierro de Sacedón se han vivido unos tensos momentos entre miembros de Igualdad Animal, que protestaban contra la fiesta con la pancarta colgada en un puente: “Derechos para todos los animales. Tauromaquia, abolición.” y que ha terminado con heridas y contusiones varias. También un cámara de tele 5 fue objeto de las iras de los sacedonenses. Así lo narran los agredidos por los amantes de las tradiciones:
 «Había un par de guardias civiles, pero les daba igual. Eran decenas de personas, amenazándonos de muerte. Uno me llegó a decir: Si tengo un cuchillo aquí, te rajo ahora mismo». También gritaban “ A matarles” o “Hijos de puta, tiradles por el puente”.

«Al cámara le tiraron por el barranco, que tenía unos 10 metros de desnivel. Tras subir de nuevo y evitar que le quitasen la cámara, intenta meterse en el coche, pero le vuelven a pegar. Rodearon el automóvil, rompieron las lunas e intentaron volcarlo aunque en toda esta triste historia los animales son los verdaderos masacrados: nosotros hemos salido vivos. El toro, no».

 

 

 

 

 

 

 

 

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