Sin novedad en el vertedero de Alcalá de Guadaira

antonio del castillo

Ante la falta de resultados, el tiempo va pasando inexorablemente y la sociedad va asimilando peligrosamente el caso Marta del Castillo, como ocurre con las desgracias, por muy grandes que éstas sean. Lo que no impide que la gente siga reflexionando en voz alta: ayer escuchamos estas opiniones sobre nuestro sistema carcelario y sobre la policía:

a) si se ponen a trabajar (los presos) para ganarse el sustento, seguro que se elevaría algo el PIB, no que algunos salen hasta con sus carreras, que algunos profesores les regalan haciendo un servicio a la Causa. Imagino que sabes que me refiero a la UPV. A ver si los que van a entrar ahora(PSE-) controlan más tanta dádiva, y si hay que dar dinero a los familiares de los presos que sea para todos: desde el porrero, el robagallinas hasta el más refinado asesino en serie que se pasea por Dublin, la tierra del admirado James Joyce.

b) si la poli nuestra es tan buena que averigua el cien por cien de los delitos cometidos por los chicos de la gasolina, ¿que está ocurriendo con Miguel Rancaño y el resto de indocumentados?.

Todo esto se puede sumar a otras opiniones y reflexiones más cualificadas, como las del  psiquiatra y médico forense José Antonio García-Andrade:

“La falta de resultados les conduce al desánimo. Pensar que tu hija está en un estercolero es una de las mayores violencias, el mayor sufrimiento que puede experimentar una persona»,
“De ser cierto que el cadáver fue arrojado a la basura, los restos orgánicos, las temperaturas, las bacterias, aceleran la putrefacción, pero dos meses no es suficiente para que desaparezca un cuerpo
«Tendría que haber restos importantes y significativos que puedan aportar datos a la investigación: «todos están mintiendo.Esa versión «no acaba de cuajar». «El camionero que volcó el contenedor y lo llevó al vertedero tendría que haber advertido algo»
“Un basurero, una fosa séptica, el agua, la cal,… son buenos lugares para deshacerse de un cadáver, «pero hace falta tiempo. Si se encuentran los restos todavía sería posible reconstruir qué pasó y las agresiones que sufrió la menor.La basura no habría borrado todas las huellas. Se pueden ver muchas cosas, no es lo mismo morir acuchillado que por golpes o estrangulamiento». A pesar de la descomposición, los restos óseos permitirían ver si hubo un traumatismo en la cabeza, como declararon inicialmente, o la rotura de la nuez, por ejemplo.”

“La delincuencia juvenil es la más violenta y el grupo lo aumenta. Son primitivos, torpes, zafios, se contagian unos a otros. Habría que ver quién es el cabecilla psicopático que controla y manipula a los demás. No es cuestión de edad. Los quinceañeros violentos son muy peligrosos»

El padre de Marta, por su parte, va aguantando el tipo, se manifiesta con gran serenidad, aunque el estado de shock que está viviendo le impide trabajar, estando de baja laboral como montador aeronáutico en Aernnova Andalucía:

«Pasa un día, otro, y otro… y no aparece, y esto no termina, siento impotencia. ¡Qué padre no piensa: si me los dejaran a mí, los haría hablar…! Pero la Policía tendrá sus medios para que confiesen».
«Es como si lleváramos trabajando más de veinticuatro horas seguidas durante dos meses. Estamos cansados, muy cansados»,”si se ha querido suicidar que lo haga pero que antes revele el paradero del cuerpo de Marta”

El psicólogo y criminólogo Vicente Garrido afirma que los cuatro imputados «están resultando tipos duros», llama la atención su dureza emocional, es llamativo que siendo amigos de ella, de la pandilla, pudieran participar de un modo u otro en su muerte y mantener una pantomima durante el tiempo que estuvo desaparecida. Hace falta tener estómago».

«Nuestro sistema procesal permite que los acusados mientan, se defiendan, se callen o lo que sea. Son las reglas del juego, pero cuando hay adultos y menores en un crimen y la responsabilidad se atribuye al menor, que es el que menos condena va a recibir, como ocurrió en el caso de los jóvenes que quemaron viva a una indigente de Barcelona, de entrada, me inquieto»

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