La diputada Monserrat Nebrera ya adquirió cierta notoriedad en Cataluña, cuando tuvo algún enfrentamiento con la dirección de su partido: «Quizás haya mucha gente en mi partido que no está de acuerdo con que me presentase a la presidencia en Cataluña».
Después, su locuacidad la fue canalizando a través de tertulias en televisión o a través de su blog personal, del que desconocemos su popularidad o número de visitas, y ha sido en un medio radiofónico cuando su nombre ha adquirido la popularidad actual en que no hay nadie que no haya opinado sobre su affaire con la ministra: ya es conocida, por fin , en todos los “pueblos y tierras de España”, como le gustaba decir al Caudillo, fue una de las cosas, aparte los pantanos, que nos legó.
Y al ser ya Negrera una cara, que no “un cara”, conocida, algunos, entre los que nos incluimos, ya le ha sacado un parecido con aquella rubita-término que emplean mucho los andaluces, con acento o sin él, similar al de sus ancestros de Jaén-, con aquella rubia, de cierta belleza y apariencia ingenua, pero que la final se salía con la suya, de la serie Ally McBeal.
Ahora su proceder le ha valido para que su propio partido le haya abierto un expediente que podía terminar con su expulsión, como desde algunos lugares ya han pedido: Andalucía es un granero de votos y cualquier partido debe ser muy cuidadoso con ofenderla.
Pero esta dama, de blondos cabellos, es de la cofradía de “sostenella y no enmendalla”, de manera que aunque haya reiterado las disculpas por sus burlas sobre el acento de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, por lo que, a su juicio, «si alguien sigue ofendido es porque tiene ganas de ofenderse, porque no puedo disculparme de manera más clara «, ayer mismo la oímos decir que la ministra «tiene una sintaxis que da pena y además es una “chula”. ¿Será lo suyo algo personal?
Su partido también parece que tiene algo personal contra ella:
«Quizás haya mucha gente en el partido que no está de acuerdo con que me presentase a la presidencia de mi partido en Cataluña» y más difícil que se lo van a poner cuando ayer denunció las contradicciones del discurso de su partido sobre el Estatut.
Creemos que ya ha entrado en franca paranoia: piensa que tanto el PP como el PSOE se están valiendo de ella para ocultar otros problemas más importantes