Una docente con encanto: Maite García Plaza

 Maite García

Casi a diario dirigimos la mirada a lo que nos parece más destacable en el mundo de la política y sus conexiones con la sociedad de la que emana e incluso de algunas de sus excrecencias o mundo rosa. Va siendo hora de que ese otro mundo que tan importante es para conformar la sociedad, el de la educación, cuya labor diaria es callada, anónima, sin cámaras ni focos, tenga aquí alguna resonancia, es necesario que por un día Esperanza A., Soraya S. de S., Magdalena. A.A, María S.G., etc, dejen su espacio a esas otras mujeres que en muchas ocasiones con abnegación hacen su impagable trabajo para mejorar el país. En representación de todas ellas hemos hecho la semblanza de Maite.

Recién dejadas la adolescencia y la casa paterna a los 18 años sus primeros destinos profesionales la llevaron a Chiclana y a San Fernando donde se impregnaría de la salada claridad de aquellas tierras y los que la conocemos coincidimos en que incorporó a su bagaje humano la sal y la luz que la acompañan.

Eran tiempos complicados en todos los aspectos: aún no se hablaba de las cuotas para la mujer ni de paridades, ni de violencia de género, ni de discriminaciones positivas. En aquellos núcleos en que comenzaron a trabajar aquellas hornadas de maestras de los tiempos de la transición sí se oía a veces el “mi marido me pega lo normal”, tiempos difíciles en que los maestros ejercían la docencia para ir poco a poco implantando la difícil modernidad con el propio ejemplo, en aquellos años en que tenían que predicar, recibir poco trigo y preparar la siembra para que décadas más tarde se recogieran los primeros frutos.

El azaroso Concurso de Traslados dobló el mapa andaluz y la transportó a una cortijada de Caniles, un pueblo de sonoro nombre, en los aledaños de Baza, sin luz ni agua corriente, cerca de hábitats trogloditas, aunque tuvo la recompensa de tener cerca a Granada y su fuerte atracción poética desde los versos árabes convertidos en Alhambra a los más cercanos de Federico hechos plomo por sus paisanos.

En todos esos destinos profesionales fue haciendo su noviciado, atesorando sufridos méritos que acabaron por traerla a Málaga, al lado del Mediterráneo, el mar de las excelencias que después contagiaría a la destinataria de esta semblanza en forma de excelencias en la educación: sus ojos tomaron de nuevo contacto con azules y verdes distintos a los de las recias y profundas tierras que dejaba y con las brisas marinas recalando en un Centro regalado con la contemplación del mar, hacia 1980, veintiocho años nos contemplan, el Colegio “Gutiérrez Mata”, con el que después llegó a identificarse tanto que de un manera automática, contestaba al teléfono: ”Aquí Maite Gutiérrez Mata”.

Desde entonces, y hasta que el cuerpo aguante o la Administración quiera, sigue batiéndose el cobre en primera línea, en las trincheras de la educación, en un mundo que es hoy y por motivos ideológicos un territorio muy disputado: cada uno quiere imponer al otro concepciones de la vida opuestas cuando sólo debería tenerse como meta la preparación de ciudadanos para la vida que les espera, para un futuro lo menos incierto posible.

One comment

  1. Siempre que esté en nuestras manos haremos todo lo posible porque este lugar, que gracias a Google puede ser visitado o visto en 54 países y en 400 ciudades distintas, de hecho lo ha sido en este último mes, sea una plataforma en la que no tengan cabida las descalificaciones, los insultos, evidentemente proferidos desde el rencor, la envidia, el resentimiento, llámese el autor Oamar-salam o cualquier otro nombre ficticio y desde el confortable y cobarde anonimato.

    No tenemos la culpa de que los que aparecen aquí sean odiados, lo cual sentimos, o adorados, de lo que nos alegramos, pero lo único que hacemos es reproducir lo que ellos dicen, sea Jiménez Losantos, Pedro Jota o cualquier arzobispo arengador de masas y por lo que en algunos casos son llevados a los tribunales. Y tan pertenecientes a la Iglesia Católica podemos ser los demás, lo que no quita que saquemos a colación, al mismo tiempo que el Papa, los casos de pederastia o que algunos obispos tomen partido en la lucha política.

    O a algunos otros acerca de los que creemos conveniente hacer semblanzas y sobre los que vierten infundios y mentiras de las que no se libra el amanuense, como la de dar aprobados masivos, menos a alumnos que jamás se han tenido y que, por razones de parentesco con los ensalzados, sí habrían obtenido mejores calificaciones.

    Asuntos personales o viejas cuentas pendientes que se podrían haber solucionado desde el diálogo o desde la aceptación de las propias limitaciones y así no se habrían enquistado con el paso de los años produciendo sentimientos tan negativos como el rencor y la envidia, con la tristeza que traen consigo.

    Si volvemos a traer a alguien al blog para hacerle una semblanza por los méritos contraídos y reconocidos, les recomendaremos que difundan la idea, en su círculo de amigos y compañeros de trabajo, de que están afectados por una enfermedad grave, sólo así podrán neutralizar a los envidiosos, a los que se entristecen del bien ajeno, a aquellos pobres de espíritu a los que su enfermedad hace más difícil su paso por la tierra.

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