La mascota de la Expo y dos banderas españolas

la expoRecepción en el Congreso

Como ayer fue otro día victorioso para el fútbol español asistimos a una nueva exaltación de la bandera y de los colores amarillos y rojos, a una proliferación de la enseña nacional no sólo entre los hinchas que se han trasladado a Austria, sino en la propia España, en la que cuelga de muchos balcones. Lo que no vemos mal cuando en muchas partes del territorio es muy discutida, escondida, enseñada vergonzantemente o arriada y ocultada, cuando la vigente legislación dice claramente cuándo tiene que exhibirse. Deberíamos imitar, por consiguiente, a los países de nuestro entorno, que aman la representación de la nación, que es la bandera, o a nuestro admirado por muchos conceptos, Estados Unidos, que ayer celebró, precisamente, el día de su bandera, con profusión de actos.

Otra bandera fue aireada también en el Congreso de los diputados, en un acto en honor de los encarcelados y represaliados por el franquismo. A algún anciano de los asistentes se le ocurrió sacar la bandera republicana, que tanto valor sentimental tiene para tantos, y al Sr. Bono no le agradó la idea porque aquello era un acto ilegal: el portador del símbolo de sus ideas y de su pasada lucha por la libertad, no sabemos si corrido de vergüenza, tuvo que plegarla de nuevo y dejarlo para una ocasión más propicia. Los asistentes, la mayoría con el ultraje de la edad encima, la aplaudieron y acataron las órdenes del Presidente, al que algunos le han achacado escasa sensibilidad y falta de cintura política. Seguramente el Rey hubiera estado más comprensivo o por lo menos el enojo no se le hubiera notado tanto. El sino de muchas personas, en este caso de los viejos luchadores republicanos, es el de ser humilladas y ofendidas.

Otro símbolo, al que ayer y durante muchos días estaremos condenados a ver, es la mascota de la Expo de Zaragoza, sin que hasta el momento nos hayamos enterado de quién la ha perpetrado, en la línea, además, de las de la Expo de Sevilla, las Olimpiadas de Barcelona o el Mundial de fútbol del 82. Ésta, de momento, nos recuerda a E.T.

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