La Memoria Histórica y los maestros

Dijo el demócrata y valiente general Gutiérrez Mellado que seguiríamos hablando de la guerra civil mientras vivieran los nietos de aquellos que cayeron de una forma u otra en aquella guerra o sufrieran sus consecuencias, por eso traigo  aquí la información de que un señor de aspecto angelical, de comunión diaria, autor de innumerables obras literarias pías y artículos en la tercera de ABC durante muchos años, fue el Presidente de la Comisión Depuradora de Maestros, desde Burgos.

Está documentado que fueron combatidos con gran saña por ser considerados unos peligrosos enemigos públicos y sostén de la República, aunque únicamente poseyeran las mortíferas armas de la tiza, el borrador, el amor por la verdad y el conocimiento, la bonhomía y muchas carencias económicas que no del ánimo. En fin, uno de los estamentos a batir y con mayor facilidad: sesenta mil maestros fueron depurados durante un número indeterminado de años y privados de sus derechos y bastantes, pasados por las armas.

Nos salen en total unas trescientas mil personas más pasando las fatigas del hambre y del desprecio. Seguramente los hijos y nietos de aquellos no comparten las peregrinas teorías de un político, de la saga de los Oreja, en la que don Marcelino sería todo un moderado en comparación con lo que vendría después, teorías que afirman que aquellos tiempos fueron un oasis de paz, casi  la Arcadia feliz. Y como no pretendo que sean adivinos nos referimos a Jaime Mayor Oreja , político español nacido en San Sebastián (Guipúzcoa) el 12 de julio de 1951. Fue Diputado en Cortes, Ministro de Interior, candidato a Lehendakari y actualmente es eurodiputado por el Partido Popular desde 2004, entre otros cargos, según reza en una enciclopedia que hemos consultado, a raíz de unas declaraciones suyas meses atrás acerca de la represión franquista.

Y como nos estamos refiriendo a la represión de los enseñantes-por razones que no se me alcanzan también hubo depuraciones de ferroviarios- que fue unos de los colectivos más perseguidos en la zona “nacional”, veremos si encontramos algún ejemplo en la zona republicana que destaque con la única finalidad de ser objetivos y de constatar que en todas partes cocieron habas y las habas ya sabemos donde estaban mayoritariamente.

Además, creemos que la Memoria Histórica, vista con tanto recelo por algunas personas e instituciones, es algo inocuo y también necesaria: no es bueno esa especie de Alzheimer de que algunos están aquejados en estos temas cuyo conocimiento nos pertenece a todos y forman parte de nuestra irrenunciable historia, y además esa Memoria no sólo debe aplicarse a los que yacen en fosas y cunetas, sino a los que sin haber estado muertos físicamente lo estuvieron en espíritu durante largos años: ellos y sus familiares,y es justo, por lo menos, decirlo.

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