Reprimenda papal para los 141817 divorciados de 2007

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Hoy tratamos dos asuntos: uno de política doméstica, Ana Iríbar, viuda de Ordóñez, le manda un saludo a Ibarreche, al que desprecia, y Pachi López, que también recrimina al mismo ser su “quitarse de en medio” cuando hay problemas, el último el de Mondragón.

Y otro de política internacional: El Vaticano lanza un nuevo jarro de agua fría a los divorciados. Ayer dijo Benedicto XVI que el divorcio es una culpa grave que daña al hombre y a su dignidad: «La Iglesia debe acercarse con amor a quienes sufren estas heridas interiores». Afirmó que es una elección traumática y fuente de profundos sufrimientos para quien la realiza además del deber primario (de la Iglesia) de acercarse con amor y delicadeza a estas personas, para anunciar la cercanía misericordiosa de Dios, a través de su Hijo, Jesucristo.

También se refirió a los hijos del divorcio: a esas víctimas inocentes del conflicto entre los padres hay que prestarles atención para que no sufran, para que continúen la relación con sus padres y con las dos familias, por ser todo ello es indispensable para que tengan un equilibrado crecimiento psicológico y humano.

En la alocución no se habla del fenómeno eclesial de la anulación, un divorcio autorizado mediante una serie de triquiñuelas legales y de falsos testimonios montado por hábiles abogados en contra de uno de los dos cónyuges, en muchos casos. Lo cierto es que después de la anulación del matrimonio quedan también hijos, iguales que los anteriores, pero fruto de un matrimonio disuelto, que suponemos también son víctimas inocentes. Tampoco se habla del enorme sufrimiento que existe en los matrimonios que se mantienen a ultranza: hay de todo menos paz para un normal desarrollo de la prole. Suponemos que también tendrán derecho a «un equilibrado crecimiento psicológico y humano”.

Terminamos y no nos resistimos a reproducir unas palabras que las tenemos por cervantinas, de aquel gran conocedor de la psicología humana: “En los reinos y en las repúblicas bien ordenados, había de ser limitado el tiempo de los matrimonios, y de tres en tres años se habían de deshacer o confirmarse de nuevo, como cosas de arrendamiento, y no que hayan de durar toda la vida, con perpetuo dolor de entrambas partes”

PD. El Papa mete en el mismo saco el divorcio y el aborto,dos importantes problemas de la sociedad actual: de este último hacemos auto objeción de conciencia para no opinar.

 


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