Está más cerca de ello porque la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha rechazado su recurso contra el auto que Luciano Varela dictó para sentarlo en el banquillo en el que exponía por qué había prevaricado: «durante la investigación que Garzón realizó sobre las desapariciones del franquismo decidió conscientemente ignorar que los hechos habían sido objeto de amnistía por la Cortes »
Quedan por analizar más hechos: el de las escuchas telefónicas de las conversaciones de imputados del caso Gürtel con sus abogados, en la cárcel y lo de las conferencias que Garzón dio en Nueva York y de cómo fueron pagadas. Tres asuntos por lo que, unidos, pueden dar al traste con una brillante trayectoria profesional, quizá demasiado brillante hasta el punto de ser considerado «el juez estrella» muy cerca, al parecer, de estrellarse.
Hay muchas personas que así lo desean, entre ellos bastantes compañeros celosos de su éxito y cierta parte de la derecha que no le perdona sus coqueteos con el felipismo aunque posteriormente se revolviera contra ellos al no ver colmadas sus aspiraciones políticas. Así pues ahora le atizan casi por igual por la derecha y por la izquierda: Rodríguez Ibarra se anticipó hace unos días a los tribunales diciendo que es un prevaricador. A Carlos Herrera, gran periodista aunque cada vez con más destellos derechizantes, se manifiesta muy crítico con los garzonitas –se inventa neologismos al modo losantiano- o amigos de Garzón, porque están demostrando más celo que el propio que está presto para ser juzgado por sus propios compañeros, de ahí el grave riesgo que corre. También están muy contentos con las dificultades del juez la familia de Pinochet, y las de miles de familiares de presos etarras y de narcotraficantes.
Y están disgustados, aparte de los «garzonitas» bautizados por Herreraenlaonda, excelente gourmet, y eximio rociero y semanasantero, una treintena de miembros de distintas asociaciones de Memoria Histórica, que, como se ve en la foto adjunta, se han manifestado delante del Tribunal Supremo porque consideran que lo que le están haciendo «es una persecución al movimiento memorialista».
Creemos que a muy poca gente le agradaría que este juez, en cuya balanza deben pesar más los aciertos que los errores, figurase en la lista negras de jueces que sí, y por distintos motivos, fueron ya condenados por prevaricación: El ex juez Pascual Estevill y el juez Javier Gómez de Liaño, que fue indultado por Aznar, con la condición de no incorporarse a la Audiencia Nacional durante 25 años.
